1 ago 2011

Golpeando sobre el yunque...

   El monte Ararat, llamado Masís en armenio, con sus mitos y leyendas no podía estar ausente en esta celebración en la que esta presente toda la tradición armenia.
   De acuerdo con las antiguas creencias precristianas del pueblo armenio los espíritus kachk vigilaban la inviolabilidad del Ararat y apresaban, arrastrándolos al vacío a quienes no respetaban esta condición. El primer historiador armenio, Movsés Jorenatsí cuenta cómo a su muerte el rey Artashés fue enterrado con gran pompa; siguiendo la antigua costumbre pagana, muchos amigos del rey se lanzaron a su sepulcro y se suicidaron. Viendo este espectáculo, Artavázd, su hijo, exclamó:

"Te vas y te llevas todo el país contigo,
¿Acaso yo reinaré sobre las ruinas?" 

Al oír esta insolencia Artashés maldijo a su hijo desde su tumba:

"Cuando montado al caballo vayas a cazar
al libre e inconquistable Masís,
que los espíritus kachk se apoderen de ti
y te conduzcan a las profundidades de la montaña,
donde no verás más la luz"

   De acuerdo con la maldición, durante una cacería Artavázd cayó por un desfiladero del monte y allí vive encadenado en una gruta por toda la eternidad, sus dos fieles perros muerden constantemente estas cadenas para liberar a su amo, quien ha jurado destruir el mundo cuando salga. Sin embargo los armenios han conservado a través de los siglos  hasta un pasado reciente, un interesante rito: el día del Año Nuevo Armenio, los herreros abrían sus talleres y tras atizar el fuego golpeaban con sus mazas o martillos varias veces sobre el yunque, fortaleciendo así las cadenas que aprisionan al príncipe Artavázd.




 Sergio Kniasian

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