1 ago 2011

La Epopeya de Haik y Bel

   En idioma armenio los armenios se llaman Hai y el país, Haiastán. Según la leyenda, después de la construcción de la torre de Babel en la llanura de Shinar por los descendientes de Noé, el aguerrido y valiente Haik, rehusando someterse al tirano Bel, se retiró  con su gente al país del Ararat.  Bel lo persigue con sus soldados; ambas huestes se encontraron en un valle dilatado y llano, a la manera de dos torrentes embravecidos que se precipitan con estruendo; el choque llenaba de pavor y espanto todos los pechos. Pero del larguísimo arco de nuestro Haik se dispara una flecha de acerada punta triangular que traspasa la coraza de bronce de Bel por la espalda y se clava después en el suelo. Haik, habiendo matado a Bel,  reinó en el país instaurando de este modo la primera independencia de Armenia.
La majestuosa estatua de Haik erigida en el barrio Nork de Ereváb, Rep. de Armenia
   Según la tradición, el calendario armenio comienza el día en que Haik venció a Bel, exactamente en el año 2492 antes de Cristo, es decir que paradójicamente el calendario armenio se inicia con la primera independencia de Armenia.
   A la muerte de Haik, los pobladores del país del Ararat se llamaron por su nombre Hai, y su país, Haiastán.
   La epopeya de Haik no sólo presenta el origen legendario del pueblo armenio sino que además evidencia su vocación de libertad.  Sin lugar a dudas, no carece de significación simbólica el hecho de que el pueblo armenio haya ligado su historia con el culto a la libertad.
   Haik luchó contra el tirano Bel en defensa de la libertad de su tribu.  Y por cierto, la historia de Armenia es la de un pueblo que lucha continuamente por su libertad, desde la hermosa leyenda de Haik en los orígenes hasta nuestros días. 



La Constelación de Haik

   La constelación de Orión, famosa por las tres estrellas llamadas las tres Marías que forman su cinturón, es conocida en Armenia como la Constelación de Haik. Ya en la antiquísima traducción de la Biblia al armenio en el siglo V, la mención de la constelación de Orión del original, está vertida al armenio como “Constelación de Haik”.

Gracias a las Tres Marías que son el cinturón, es muy fácil encontrar la Constelación de Haik (Orión) en el firmamento de cualquier latitud de la Tierra

Según los historiadores e investigadores,  Haik fue una "persona histórica" que luego fue deificada y adorada como el máximo Dios de los armenios. Este punto de vista es apoyado por muchos especialistas, ya que el nombre Haik se conecta con Hai, el nombre del pueblo armenio y con Haik’, el nombre antiguo de Armenia. Sin emargo parece ser que fue al revés, Haik inicialmente fue un dios y solo se “humanizó” tras la cristianización de Armenia que lo transformó en el Patriarca legendario. Esta aseveración contrasta con otros cientos de casos similares como los nombres de Atenas surgida del nombre de la diosa Atenea o Roma surgida de Rómulo, cada una nombrada en honor a su deidad-héroe particular.
Haik siendo el dios principal de los armenios tuvo su sitial en el firmamento como una constelación la “Constelación de Haik".

Sergio Kniasian

Moneda de 5000 dram con la figura del "Patriarca Haik" y la "Constelación de Haik", acuñada en la República de Armenia en el año 2007, en ocasión del 4500 años del Calendario Armenio
 
 Texto Original de la Leyenda

Según la genealogía de Movsés Jorenatsí (siglo V), Haik era tataranieto de Noé: Jafet - Gamer - Tirás - Torkóm - Haik. Cuando se produjo la dispersión y confusión de la humanidad tras el fracaso de la construcción de Babel, el tirano Bel aprovechó para alzarse con el poder.

   “Pero Haik rehusó obedecerle; tras engendrar a su hijo Armenág en Babilonia, marchó hacia el norte, hacia el país de Ararat, junto con sus hijos, hijas y nietos, hombres fuertes en número de trescientos, así como otros -sirvientes nacidos en su casa o extranjeros que se habían puesto a su servicio— y todos sus enseres domésticos. Marchó a establecerse al pie de un monte, en una planicie ya habitada por un pequeño número de hombres de aquellos que se habían dispersado previamente. Haik los redujo a su obediencia y allí erigió una morada, que dio en herencia a Gatmós, hijo de Armenág. Esto certifica las narraciones no escritas de las que hemos hablado en otra oportunidad.
   ‘Y él, dice nuestro libro, con el resto siguió ruta hacia el noroeste, estableciéndose en una altiplanicie a la que denominó Hark, que quiere decir: ‘Aquí se han instalado los padres [hark] de la raza y de la casa de Torkóm. También construyó una aldea y la llamó por su nombre Haikashén. En este mismo lugar se menciona en nuestra historia que, hacia el sur de esta planicie, al pie de una montaña de gran base, se había establecido hasta entonces un pequeño número de hombres que se sometió voluntariamente al titán’. Esto también justifica las narraciones no escritas de las que hemos hablado.
   Continuando sus palabras, nuestro autor dice que cuando Bel el titán hubo establecido su señorío sobre todos, envió a uno de sus hijos junto con fieles hombres hacia el norte, ante Haik, ordenándole venir y someterse para vivir en paz. ‘Tú habitas entre gélidos vientos —dice—; suaviza la helada frialdad de tu orgulloso carácter y, sometido a mí, vive tranquilamente en mi país dondequiera que  te plazca’. Haik envió de regreso a los mensajeros de Bel con respuesta severa. El enviado retornó a Babilonia.
   Entonces Bel el titán reunió sus tropas y con una multitud de infantes se dirigió al norte, al país de Ararat, cerca de la morada de Gatmós.
   Gatmós huyó a refugiarse junto a Haik, enviando veloces correos por delante.
(...)
   Y los gigantes de ambos bandos se lanzaron unos contra otros, provocando terrible estruendo en la Tierra e inspirando pánico mutuamente. No eran pocos los fornidos hombres de ambos bandos que se topaban con el filo de una espada y caían rodando, mientras la batalla permanecía indecisa. Situación tan tremenda e inesperada atemorizó al rey de los titanes, quien retrocedió y comenzó a escalar la colina de la que había descendido, pues pensaba refugiarse entre sus hombres hasta la llegada del grueso de sus guerreros. El arquero Haik comprendió esto, se aproximó al monarca y tensó su arco de gran tamaño, apuntando la flecha de tres puntas sobre la placa que cubría el pecho de aquél. El dardo atravesó su espalda y se clavó en el suelo; así cayó a tierra el orgulloso titán y expiró. Y la hueste, tras contemplar esta hazaña, huyó sin orden ni rumbo. Sobre esto ya hemos hablado bastante.
   Pero en el lugar de la batalla fundó un dominio en memoria de la victoria y lo llamó Haik’ a causa de su victoria en el combate. Por esta causa, hasta el presente el distrito se llama Haióts Tzor [“Valle de los armenios”]. En cuanto a la colina donde cayó Bel con sus valientes guerreros, Haik la llamó Kerezmánk [“Cementerio”]. 
   Tras haber embalsamado el cadáver de Bel, dice nuestro autor, Haik ordenó transportarlo a Armenia y enterrarlo en una altura a la vista de su mujer e hijos. Y nuestro país se denomina Haik’ por el nombre de nuestro antepasado Haik”.

Movsés Jorenatsí

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