1 ago 2011

La Bendición de las Uvas


Entre las tradiciones populares armenias de mayor vigencia, figuran las relacionadas con el agradecimiento al Creador por el éxito del trabajo fecundo que se materializa en los frutos de una cosecha abundante.  Estos sentimientos de gratitud extrema toman cuerpo en una ceremonia de Acción de Gracias por la cosecha que se denomina JaghoghornékʳÕáÕûñÑÝ¿ù, es decir “Bendición de las Uvas”, que se realiza todos los años a mediados del mes de agosto.
Esta ceremonia se lleva a cabo el día de la Ascensión de la Virgen María, después de la Santa Misa.  En la ocasión, los feligreses traen como ofrenda los primeros frutos de la vid para ser bendecidos. Es bien sabido que en Armenia desde tiempos inmemoriales, incluso antes de la adopción del Cristianismo, era costumbre del pueblo ofrendar los primeros frutos de la cosecha a los templos, como muestra de  profunda gratitud.
En la Armenia antigua, esto se llevaba a cabo en la primera semana del Año Nuevo, que, según el calendario antiguo, correspondía aproximadamente a la semana en que se realiza la ceremonia de la Bendición de las Uvas en la actualidad. En aquellas épocas, la festividad de Año Nuevo o Navasárt era el máximo acontecimiento del año; cientos de miles de personas se concentraban en los grandes centros religiosos del país junto con los nobles, los jefes militares, los sacerdotes y el mismísimo rey, quien presidía la celebración.
La celebración de Navasárt  se prolongaba por espacio de 7 días consecutivos e incluía música, cantos, danzas, representaciones teatrales, prácticas militares, competencias deportivas, ceremonias religiosas y, como ya hemos mencionado, la ofrenda de los primeros frutos. 
Esta tradición milenaria ha sido mantenida por la Iglesia Armenia y se ha desarrollado hasta tomar la forma de la ceremonia actual. No olvidemos que las antiguas festividades paganas fueron reemplazadas por sus similares cristianas, en muchos casos sin cambiar las fechas, de la misma manera que se construyeron iglesias y catedrales sobre los templos paganos destruidos. Sin embargo, la variedad múltiple de frutos de la cosecha se ha reducido a solamente una: la uva. Esto tiene, evidentemente una justificación de índole práctica; además, la elección de la uva y no otro fruto obedece a las connotaciones simbólicas que vinculan este fruto con las enseñanzas bíblicas. Cristo frecuentemente se comparaba a sí mismo con el árbol de la vid; además, durante la Última Cena, donde nació el Sacramento de la Comunión, el vino que era el producto de la elaboración de la uva fue proclamado por Jesús: “Esta es mi sangre”. Lógicamente, estas razones llevaron a dar preferencia a este fruto que además se convirtió en un motivo típico del arte decorativo tradicional. Hasta un pasado reciente y allí donde era posible, la Bendición de las Uvas se realizaba en medio de los viñedos. El sacerdote tomaba en su mano izquierda la cruz y en la derecha las tijeras; se formaba una procesión y los participantes se adentraban en los viñedos cantando el himno-sharagán Arevélk kerarpín... - ²ñ»õ»Éù ·»ñ³ñ÷ÇÝ... Una vez en el sitio elegido se procedía a la ceremonia.


Es importante tener en cuenta que las uvas bendecidas se reparten a todos los presentes, quienes las llevan a sus hogares y las comparten con aquellos que por algún motivo no han participado de la ceremonia. También era costumbre separar una parte para los pájaros; con esa finalidad se colocaban pequeños racimos en lugares altos, o sobre los monumentos jachkár - ˳ãù³ñ, o cerca de una fuente de agua.
Con la consumición de estas primeras uvas concluye una de las restricciones alimentarias de los armenios, según la cual no se puede comer uvas antes de la ceremonia del Jaghoghornék.

Durante la Ceremonia de la Bendición de las Uvas

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